Pintura creativa-emocional

 


Una herramienta para el desarrollo de la creatividad, la expresión y el autoconocimiento, que nos permite a través de las imágenes internas que surgen poder vivenciar y conectar con las sensaciones,

posibilitando a partir de esos gestos, trazos, colores, imágenes, ... un conocimiento directo de nuestro propio desarrollo.

Las imágenes que van apareciendo pueden darnos pistas de eso que estamos vivenciando, puede ser algo con lo que poder resonar, una pista en el camino del proceso personal

Al dar importancia precisamente al proceso y no tanto a un objetivo final, nos aporta posibilidades de contrastar sensaciones, en un camino de ida y vuelta de las imágenes a las sensaciones, los sentimientos, las necesidades, ... en ese camino de autoconocimiento y autodescubrimiento a través de la emoción y el cuerpo como vía hacia la autoaceptación.

El poner la atención en el proceso nos facilita, una vez identificadas nuestras propias voces críticas, poder aparcar pensamientos y juicios y de esa forma facilitar el proceso de conexión con lo que es obvio en el desarrollo del cuadro

Se trata de crear un espacio de confianza, donde se dé una actitud de respeto hacia una misma y hacia los cuadros, que evite idealizar o desvalorizar las imágenes o partes de ellas

Pintar es permitir a los sentimientos manifestarse a través del gesto y el color.. El sentimiento conlleva una relajación de la razón y pintar nos permite dejarla de lado momentáneamente para entrar en un estado distinto, pues el cuerpo contesta antes que la respuesta elaborada, que suele necesitar más tiempo.

"La imagen trae a la consciencia lo que tú sabes en estratos más profundos"

(Pat B. Allen)

La emoción es una experiencia física. Cuando no somos conscientes de nuestro ser físico tenemos un acceso limitado a nuestras emociones. El prestar atención a las vivencias y sensaciones de nuestro cuerpo nos ayuda a abrir ese acceso. Nuestra intención es usar la pintura como forma de exploración de sentimientos, emociones o necesidades por medio del gesto, el color, el movimiento,.....

Puedo preguntarme :

¿Dónde se origina el movimiento de pintar en mí? ¿en la mano? ¿en el brazo? ¿en el hombro?

¿siento los pies y las piernas mientras pinto?

¿cómo me siento al hacer trazos largos, o cortos, o punteando?... etc.

Cada persona tiene su forma inconfundible de expresarse, moverse,... tiene una manera propia que le hace única. Es importante respetar y fomentar esta manera propia de expresión que muchas veces no podemos mantener ante el " cómo hay que hacer" que equivale al " cómo hay que ser "

Atender el cuadro quiere decir cuidarlo, aún a veces en contra de lo que piense sobre su obra ºla persona que pinta, aunque se enfade o lo emborrone. El respeto por la expresión es contagioso y poco a poco lleva a la persona que pinta a confiar y aceptar su propia forma de expresión. El respeto a la autoexpresión tiene un efecto sanador. Al no ser enjuiciadas las obras les da a las imágenes un espacio de existir, un derecho a ser.

Si la persona que pinta puede dar espacio a lo obvio, a aquello que va surgiendo, podrá encontrar lo que necesita ser expresado y con ello encontrar la posibilidad de existir.

Este derecho a existir puede generar un espacio de confianza que se va haciendo consciente conforme avanza el proceso de pintar y esta confianza puede facilitar que la persona se atreva a explorar, a utilizar colores y formas nuevas, a mirar de otra manera, ...

Poder desarrollar la propia expresión atendiendo a la propia manera de expresarme, encontrando mi propio ritmo, posibilita la autoaceptación y con ello acercarnos a la aceptación de la manera de pintar/de ser de la otra persona.

Todo esto transciende al taller

El primer contacto del papel con cola puede ayudarnos a sentir más confianza y seguridad al comienzo del proceso y a reconocer el espacio.

Pintar con las manos posibilita un trabajo muy directo de contacto con la piel y conexión con informaciones registradas en el cuerpo, a veces no accesibles a las palabras. Puede facilitar el acceso a nuestras sensaciones, vivencias, emociones, ... a veces largamente almacenadas en el cuerpo sin haber sido reconocidas y que aún no se han dicho.

La postura de pie delante del cuadro puede ayudar a que las vibraciones corporales que acompañan las sensaciones internas puedan trasladarse al proceso de creación. Puede hacer más visibles bloqueos corporales y poder darnos cuenta de actitudes corporales que están fuera de nuestra consciencia.

Para poder vivir estos procesos de autoconocimiento y expresión no es necesario dominar ninguna técnica sobre pintura

"Cuando existen o se posibilitan las condiciones adecuadas para que surja la expresión, la persona puede convertirse en su principal herramienta de cambio y bienestar personal"

(premisa humanista)